En 1960, la UNESCO designó el 22 de agosto de cada año como "Día Mundial del Folclore" en reconocimiento a William John Thoms, escritor inglés y estudioso de las antigüedades, quien ese mismo día de 1946, escribe una carta a la prestigiosa revista Athenaeum, que por entonces nucleaba a los mejores escritores y eruditos en todas las materias. En esa carta les expone que el estudio de lo que se llamaba "antigüedades populares" o "literatura popular", debía ser resumido en "un buen término sajón". Y toma del alemán "volk" (pueblo) y "lore" (en inglés creencia o sabiduría popular) y les propone el nuevo término Folk Lore.
 
Edward Taylor resume el concepto en una breve frase que basta para iluminarlo en toda su complejidad: “La ciencia del folklore es la historia no escrita del género humano.”

El hombre ha creado a través de la historia, manifestaciones a las que les otorga una  significación particular, las que se expresan en una forma intangible e inmaterial. Son los bienes que dan cuenta de una identidad enraizada en el pasado, con memoria en el presente,  reinterpretadas por las sucesivas generaciones, que tienen que ver con saberes cotidianos, prácticas familiares, entramados sociales y convivencias diarias, tales como ciertos oficios, músicas, bailes, creencias, lugares, comidas, expresiones artísticas, rituales o recorridos de con una fuerte carga simbólica.

 
Todas estas manifestaciones tangibles e intangibles que constituyen el Patrimonio Cultural Folklórico se construyen históricamente, como resultado de las interacciones sociales, y otorgan especial sentido de pertenencia e identidad a la sociedad que los originó. 
Lo tangible logra mostrarse en toda su riqueza en tanto deja al descubierto su alma folklorica intangible. Por su parte, lo intangible se vueve más cercano en tanto se expresa a travéz del soporte de lo material. El patrimonio intangible impregna cada aspecto de la vida del individuo y está presente en todos los bienes que componen el Patrimonio Cultural: monumentos, objetos paisajes y sitios. 

Todos estos elementos, producto de la creatividad humana, y por lo tanto hechos culturales, se heredan, se transmiten, modifican y optimizan de individuo a individuo y de generación en generación.

Por extensión también llamamos folklore a todas las manifestaciones artísticas o culturales actuales que tienen forma tradicional. Pero, si no reflejan el mundo de hoy, no serán el folklore del futuro. El folklore refleja nítidamente las características de un momento en el tiempo pasado y en un espacio, quizás lejano para nosotros.  Es la relación natural del hombre con su territorio, y la forma espontánea y auténtica en que expresa esa relación.  Es el enlace espiritual que une a los hombres con su tierra y su momento en la historia. Y, si buscamos algún punto donde aferrar nuestra identidad, nos brinda un refugio seguro en el conocimiento de dónde provenimos.

Raíces comunes
No hay duda que el acercamiento al folklore nos brinda más que una simple satisfacción de curiosidad: datos concretos, pistas e informaciones que se tardaría mucho más tiempo de descubrir en enciclopedias. Si uno escucha las semejanzas de tonalidad, melodía y ritmo entre las danzas francesas bretonas, irlandesas, o gallegas o asturianas, y advierte el uso común de las gaitas o cornamusas, surge de inmediato un pasado común: las raíces celtas de todas ellas.

Si uno escucha lo parecido que suena una vihuela del renacimiento español con una guitarra de un gaucho argentino (también llamada “vigüela”) no caben dudas del parentesco y los orígenes. 
 
En el jazz norteamericano está la vibración de los compases de los ritmos africanos originales, que están aún más presentes en las danzas del caribe o en el candombe rioplatense. La presencia de las polkas y mazurkas (de origen centroeuropeo) en todo el folklore de Europa Occidental nos habla de un pasado de reinados comunes a esas naciones.

Aunque cada país se destaca por tener una identidad propia en el ámbito folclórico, el folclore latinoamericano se caracteriza por tener en común una fuerte influencia de la época de la colonización europea del siglo XVI, cuando se mezclaron las raíces originarias-americanas con los nuevos conceptos y culturas del antes llamado “Viejo mundo". 

Folclore de Colombia: su música tradicional es producto de la fusión de ritmos españoles, indígenas y africanos (debido al comercio de esclavos en la antigüedad). En el siglo XIX, cuando se produjo la abolición de la esclavitud en América, la influencia africana en la música colombiana fue aún mayor.
Los estilos más populares son: El “Bambuco”, el “Vallenato” y la variación del vals: El “Pasillo”.

Folclore de Brasil: Gracias a la colonización portuguesa en el siglo XVI, Brasil perdió casi toda la cultura precolonial e indígena que tenia.
De hecho, la cultura actual fue formada por la influencia de la cultura portuguesa, africana, española, asiática y árabe.
Los estilos musicales y dancísticos más conocidos son: La “Samba”, esta danza es el baile nacional de Brasil,  se toca y baila especialmente en celebraciones y carnavales, y la “Capoeira” (Se acompaña por el toque del llamado “Berimbau”). Esta danza está inspirada en la pelea de gallos y de ahí viene su nombre, de la palabra “caponera”.


Folclore de Bolivia: La música folclórica boliviana ha sufrido muy pocas transformaciones y es por esto que aún se utilizan instrumentos de su descendencia indígena pre-hispánica tales como el “Siku” y la “Quena”. Pero, con la influencia europea incorporó a su música otros instrumentos como el arpa y la guitarra (igual que la mayoría de los países sudamericanos con influencia española). Asimismo agregó especies de vals, mazurcas y jotas a su música y bailes. Esto provocó la creación de muchos estilos musicales en Perú pero 2 son los más destacables y conocidos: “El Huayno” y “La Marinera”.

Folklore de Chile: El folclore chileno nace de las raíces culturales de su tierra. Su herencia hispana, indígena y africana, hoy se expresa de norte a sur a través de bailes festividades, ceremonias y juegos.
La vertiente aborigen incluye las expresiones de distintos pueblos, entre ellos: Aymara, atacameño, Mapuche y Rapa-Nui.
La vertiente europea, fue en sus inicios principalmente hispánica. Posteriormente se sumaron a esta los aportes de los inmigrantes de distintos países entre los que destacaron Alemania, Italia, países árabes y otros.
La tercera vertiente del folclor chileno es la africana, traída por los esclavos negros llegados al cono Sur de América (de Bautú y del Congo). Aunque en Chile la herencia africana no está tan presente como en otros países latinoamericanos, es posible encontrar huellas en algunas expresiones culturales, como la cueca y el Cachimbo.

El folklore peruano es probablemente uno de los más variados y ricos de sur América. Esto se debe a que el país se ubica exactamente donde habitaron las más antiguas y ricas culturas originarias de América del sur. El folklore peruano consta de tres geografías expresivas: la costeña, la andina y la amazónica. La región costeña consta de una influencia criolla, mestiza, e indígena. La serrana consta de dos partes: un folklore étnico-autóctono y uno mestizo nacido del mestizaje entre pueblos del altiplano y los españoles o demás forasteros. Finalmente el folklore amazónico es el menos complejo que se destaca por poseer folklore propio de grupos amazónicos aislados, de algunos etnias andinas que habitaron la amazonia y uno finalmente moderno que nace del mestizaje de migrantes de la costa y la sierra hacia la selva, además del contacto con varias regiones fronterizas. El Folklore Costeño (de influencia europea, Romaní y africana consta esencialmente de lo que hoy se llama "música criolla” La herencia gitana de la música se evidencia en el Valse Peruano y el Vals Criollo Clásico.
Folklore de Cuba. Es una fusión de culturas europeas, africanas y
norteamericanas(Específicamente los países: Francia, Estados Unidos y Jamaica). Su principal estilo musical es el “Son”. Los instrumentos que utiliza este estilo son: la guitarra, el tres cubano, el bongó, bajo, claves, maracas y trompeta.
Folklore mexicano. Es muy variado pero lo más conocido del folclore musical mexicano son los grupos de “Mariachis”. En un principio se especializaban principalmente en interpretar rancheras y son originarios del occidente de México. En sus inicios eran muy diferentes a como son actualmente. Eran de carácter popular e indígena y su vestimenta era mucho más simple y no tan ostentosa. 
                                                                   
Folklore de Uruguay. Debido a su situación geográfica y porque los límites de las expresiones culturales no reconcen las fronteras políticas, comparten varios componentes culturales con sus paises vecinos.
Las tradiciones criollas, sumadas a la cultura afrouruguaya y a los usos y costumbres de inmigrantes europeos consolidaron el particular patrimonio cultural del país.
Tradiciones que van desde el campo a la ciudad, y que esconden historias y músicas únicas e irrepetibles.
Dentro de las leyendas que forman parte del folklore del Uruguay no podemos dejar de mencionar a la luz mala y al negrito del pastoreo.
El folklore del país tiene como característica ser muy rico y variado; entre los ritmos típicos encontramos el cielito, la vidalita, el gato, la cifra, la milonga, la chamarrita, la ranchera, la serranera, la payada
En la ciudad podemos encontrar el ritmo autóctono del Uruguay por excelencia: el candombe. Un ritmo formado por tres tambores chico, piano y repique que suenan en diversos barrios de Montevideo y que es heredado de los antiguos esclavos africanos que llegaban al puerto de la ciudad a vivir en los conventillos de los que hoy son el Barrio Sur y Palermo.
Quien escucha el folklore, observa sus danzas, y atiende  sus costumbres y ritos puede descubrir los lazos, relaciones e influencias que han existido entre los pueblos de forma instantánea y de una manera tal que no deja dudas al respecto.
No es posible extendernos aquí en la extraordinaria riqueza del folklore  internacional pero, si, dedicar un espacio destinado a recordar algo más de los orígenes y esencia de nuestro Folklore.

 
El folklore argentino 
Encuentra sus raíces en la multiplicidad de culturas indígenas originarias, la colonización española, la inmigración africana obligada, la inmigración europea y  la inmigración interna.
Culturas indígenas. Los aborígenes, de diferentes regiones: la centro-andina, la litoraleña, la
chaqueña y la pampeana patagónica, ejercieron su influencia tanto con referencia a los instrumentos, como a los estilos musicales y al idioma, principalmente el quechua. Su influencia fue decisiva para el desarrollo de los instrumentos de viento, como el siku, la quena, la ocarina y el erque entre otros. Entre los estilos aportados por estas culturas aborígenes, se encuentran la baguala, la vidala y el huayno, el carnavalito y la chaya.
La zona litoraleña integrada por las tres provincias mesopotámicas (Entre Ríos, Corrientes y Misiones), y las provincias de Chaco, Formosa y Santa Fe. fue influenciada principalmente por los guaraníes. Entre los estilos musicales provenientes de esta zona se encuentran el chamame, la polka, la galopa, la chamarrita, el rasguido doble, etc. Entre los instrumentos característicos de esta música se encuentran el acordeón y el arpa paraguaya. La música litoraleña es en su mayoría bilingüe, ya que alterna el uso del idioma español con el idioma guaraní.
Colonizacion española. Aportó la estética, técnica e instrumentos de la música europea. El mestizaje, que caracterizó la colonia, llevó al desarrollo de danzas, instrumentos y técnicas musicales propias, que fueron una influencia decisiva en el folclore argentino. Entre los aportes europeos más importantes se destacan la vihuela o “guitarra criolla”, las modificaciones al bombo nativo para transformarlo en el bombo legüero, y, el charango, una guitarrilla europea fabricada con la caparazón de un armadillo, de gran importancia para el folclore norteño andino
Entre los más antiguos ritmos folclóricos coloniales se destacan la vidala y la vidalita, cantos de influencia indígena prehispánica, originariamente sagrados y de proyección cósmica, derivadas de la baguala y el yaraví prehispánicos, acompañadas con la caja andina o el bombo.
En las misiones jesuíticas los guaraníes desarrollaron una música de estilo único, apoyada en el arpa y una especie precursora del acordeón. Las misiones guaraníes fabricaron todo tipo de instrumentos: órganos, arpas, violines, trompas, cornetas, clavicordios, flautas. Allí aparece el chamamé tradicional. Luego de la independencia de España, aparecen muchas danzas y estilos musicales característicos del folklore argentino, como es el pericón, el cielito, el gato, etc
En el Archivo de Indias, en España, hay documentación que demuestra que nuestra música ya existía cuando llegaron las misiones jesuíticas a Yapeyú.
Los jesuitas instalaron en esa zona la fabricación más grande de instrumentos musicales del Río de la Plata y se cree que el acordeón nos llegó con ellos, para suplantar al órgano en la liturgia. Lo cierto es que al chamamé le vino bien por la escala diatónica y así se fue incorporando. En la época de la colonia las damas de la sociedad aprendían a bailarlo con maestros indios.
Raíces africanas. Los africanos traídos como esclavos a Argentina durante el período
colonial, y sus descendientes nacidos en el territorio que hoy es Argentina (afro-argentinos), contribuyeron en la construcción de la Nación Argentina y su cultura. No es una excepción la música, y dentro de esta la música folklórica.
El candombe
fue folklore hasta poco después la caída de Rosas. Se sigue interpretando en el presente, en varias de sus versiones (afro-porteño, afro-correntino, etc.); entre ellos destaca el candombe porteño. Además se conservan otros ritmos afro-argentinos como la semba o charanda, ritmo asociado al culto de San Baltazar  que se realiza en el Nordeste argentino, en especial en Corrientes  y Chaco.
La inmigración europea. La gran inmigración europea sucedida entre 1850 y 1890, produjo diversos cambios en la música popular argentina, principalmente en el litoral, apareciendo nuevos ritmos como el chamame moderno. También se destaca la aparición del tango. Desde ese entonces, tango y folklore se consideraron diferenciados y hasta enfrentados en la música popular argentina. Durante varias décadas el tango se instaló como la música popular argentina por excelencia, postergando al folklore, que permaneció aislado en los ámbitos locales de cada región. Durante éste período aparecen algunos estilos fundamentales del folklore argentino, como la chacarera, la zamba y la milonga.
Inmigración interna. A partir de 1950, el folklore se produjo el “boom del folklore”, un fenómeno de difusión masiva y de gusto por el folklore, gracias a la expansión de los medios de comunicación, la migración desde el interior del país a la ciudad y la aparición de una sociedad de consumo.
Es imposible festejar nuestro folclore sin recordar aunque fuere tres, de sus indiscutidos referentes, que representan a los tantos y tan buenos, que no es posible mencionar sin cometer injustas omisiones.
En sus expresiones, en las letras de sus canciones y poemas podemos ver y aprender sobre la identidad e historia de las diferentes regiones y del país en su conjunto.
Leda Valladares: cantante, compositora, literata, poeta, musicóloga y folcloróloga.
Su obra va desde la recolección y registro de esos cantos ancestrales, hasta la composición de música para niños, boleros, baladas y blues, así como la musicalización de obras de teatro y cine y la realización de documentales.
A los 21 años descubre a las bagualas y a partir de allí no se detendrá en recuperar ese canto anónimo de los valles y los montes de la Argentina. Ese trabajo minucioso sigue siendo hoy en día uno de los pocos realizados con la rigurosidad científica que se exigiría.
Los cantos de la tierra, expresa: "sugieren un infinito sonoro que nos aplasta, una intemperie a la que el hombre está expuesto y que le hace preguntarse sobre su condición"

Atahualpa Yupanqui: es sin duda uno de los creadores argentinos más influyentes de todos los tiempos. Poeta, músico y compositor, supo transmitir siempre su visión aguda de la naturaleza y del ser humano.
"Los días de mi infancia, transcurrieron de asombro en asombro, de revelación en revelación. Nací en un medio rural y crecí frente a un horizonte de balidos y relinchos.
Era un mundo de sonidos dulces y bárbaros a la vez. Pialadas, vuelcos, potros chúcaros, yerras, ijares sangrantes, espuelas crueles, risas abiertas, comentarios de duelos, carreras, domas, supersticiones".
Un mundo de misterios - los misterios de la tierra - que señalarían desde su infancia el mensaje que habría de proyectar al mundo entero durante toda su vida.
“Soy un cantor de artes olvidadas que camina por el mundo para que nadie olvide lo que es inolvidable: la poesía y la música tradicional de Argentina”.

Ramón Ayala. Cantor, escritor, poeta y pintor argentino, uno de los máximos representantes de la música del litoral,recorrió el mundo a bordo de sus canciones y, decidido a crear un género para su provincia, desarrolló un complejo ritmo selvático que bautizó como gualambao. El compositor que cantaron grandes como Mercedes Sosa, Ramona Garlarza y Horacio Guarany. Inspirado en grandes maestros como Neruda, Machado, Guillen, Manuel J. Castilla, dice haber aprendido de ellos, observando como trabajaban la palabra y haber crecido en esa búsqueda, y concluye:
“…creo que algo he logrado con el tiempo: por lo menos, la síntesis. El tratar de decir cosas sustanciosas y escaparle a las florituras, a los meros adornos. En todos los órdenes, ir a lo esencial.” Se decía un emergente de los acontecimientos generados en Paraguay por quienes venían de la guerra de la Triple Alianza, con sus bandas o retretas: “yo soy todo eso, cruzado con Pombero, cruzado por duendes, cruzado por el paisaje”.
“Para mí, el folklore siempre existió, como existe ahora. Nunca he tenido conciencia de los picos y baches que hay. Para mí, siempre ha sido igual.”