Diego El Cigala en Buenos Aires


Aún golpeado por la muerte de la que fue su esposa y manager por 25 años, el cantaor flamenco vuelve para presentarse mañana y pasado mañana en el Coliseo, acompañado sólo por el pianista gitano Jumitus.

Está por empezar la entrevista y el Real Madrid enfrenta un desafío complicado: tiene que hacerle tres goles al Wolfsburgo alemán si quiere seguir en la Champions League. Eso sí, juega en el Bernabeu, donde obviamente el equipo dirigido ahora por Zinedine Zidane se hace más fuerte. Pero igual Diego Ramón Jiménez Salazar, más conocido como El Cigala, está ansioso, expectante y con una confianza limitada. "Lo veo complicado, ¿tú qué piensas", le pregunta al cronista mientras toma un café y se acomoda en un precioso sillón de cuero del bar Celtic del Hotel Panamericano, en pleno centro porteño. "Me encanta el fútbol -continúa-. He jugado mucho de chico. Y no le pegaba mal, eh. Tengo buen toque todavía. Mi hijo Rafael tiene 10 años y también juega muy bien."

Un ratito más tarde Cristiano Ronaldo confirmará su estatura de crack marcando los tres goles que necesitaba su equipo y El Cigala respirará aliviado. Su visita a Buenos Aires tiene un objetivo concreto: dos shows que ofrecerá mañana y pasado mañana, a las 21, en el teatro Coliseo, acompañado únicamente por el pianista catalán Jaime Calabuch, más conocido como Jumitus. Antes, pasó por Rosario y Córdoba para presentar un espectáculo íntimo y cargado de canciones célebres de Nino Bravo, Rocío Jurado, Roberto Carlos y Pancho Céspedes, entre otros. Es una excelente oportunidad para ver a este famoso cantaor madrileño casi al desnudo, con un único socio en escena: "Pero ese socio es nada menos que Jumitus, un pianista extraordinario, el mejor después de Bebo Valdés -asegura El Cigala-. Es autodidacta, no ha leído nunca música, pero no le hace falta. Tiene una majestuosidad feroz. Te atrapa desde el primer momento en que lo escuchas, te mete en otro mundo. Es gitano, del barrio de Gracia, en Barcelona, pero lo escuchan tocar salsa y me preguntan si es latino".

La salsa es la nueva obsesión de El Cigala, luego de sus celebrados noviazgos con el tango y el bolero que lo hicieron conocido en muchísimos países. La relación con ese género se consolidó en los últimos años: básicamente porque El Cigala es ciudadano de República Dominicana, la capital mundial de la salsa, desde 2014. Allí se mudó con su esposa (Amparo Fernández, fallecida el año pasado) y sus hijos, convencido de que es su lugar en el mundo: "Es un país que amo profundamente. Los dominicanos son amables, respetuosos, cariñosos, serviciales... El clima es genial todo el año, te llena de energía. Tenemos la playa muy cerca, así que es un sitio muy placentero. Y eso es lo que busco hoy: disfrutar de la vida, que es cortita, reírme todo lo que pueda". El Cigala termina de decir eso y se quiebra: el recuerdo de su esposa lo emociona y hay que detener la entrevista un instante. Fueron 25 años de una relación estrecha e intensa que incluía también la organización de su carrera. Con ella planeó el álbum que grabará este año con algunos de los músicos de la mítica agrupación Fania All-Stars, nacida en 1968 y aún en actividad. Y por su expresa solicitud decidió viajar a Los Ángeles para cumplir con el compromiso de un concierto inolvidable, apenas un día después de su muerte: "Mis músicos y yo estábamos abatidos, ni siquiera podíamos levantar la vista en el camarín. Fue una jornada muy especial. Sigo lamentando la muerte de Amparo porque he vivido grandes momentos con ella. Los mejores de mi vida, de hecho. Pero el golpe también ha servido para endurecerme, para aprovechar cada instante".

Otro recuerdo importante para el artista español es el de Bebo Valdés, el gran pianista cubano, fallecido en 2013, con el que El Cigala grabó Lágrimas negras, un disco que vendió más de un millón de copias en todo el mundo. "El encuentro con Bebo fue lo mejor que me pasó en mi vida artística -señala-. Estoy donde estoy gracias a él. Y también gracias a la maravillosa película Calle 54, de mi querido Fernando Trueba. Hubo un flechazo con Bebo no bien nos conocimos. Después, de la nada, terminamos grabando un disco en tres días. No teníamos sello para editarlo ni sabíamos lo que iba a pasar. Y mira hasta dónde llegó... Es sorprendente. Mi relación con el bolero, el tango y la música afrocubana es resultado de ese feliz encuentro."


-¿Habías soñado, cuando empezaste, con llegar a tener tanto éxito?

-No, para nada. Y fue todo gracias a Lágrimas negras, insisto. En realidad, yo quería ser futbolista. Siempre le he pegado muy bien con las dos (risas).

-¿Quién es el mayor cantaor del flamenco?

-Camarón de la Isla, sin dudas. Fue el mejor de todos. El mejor de aquellas épocas, los 70 y los 80, en las que había muchos genios en el flamenco, el mejor de esta época y el mejor de la que vendrá. Un indiscutible. Tenía una voz tan dulce como profunda. Hasta "La tarara", de García Lorca, que no le suena bien a nadie, le sonaba bien a él. A 23 años de su muerte, sigue vivo como el primer día. Yo escucho sus discos para retroalimentarme.

-Hablemos de tu gran amigo argentino.

-¡Andrés Calamaro! Es mi hermano, lo amo. Es un musicazo y un gran personaje. Amante del flamenco y de los toros, como yo. Hasta nos gusta el mismo torero, Morante de la Puebla. Calamaro ya es un ícono para los argentinos. Y realmente lo merece.

-¿En qué medida te importa el éxito?

-Lo que me importa de verdad es tener los pies sobre la tierra. El éxito te puede dar muchas emociones y también te puede destruir. La fama debe servir para lograr bienestar, tranquilidad para tu familia, no para desbordarse y hacer tonterías. He aprendido de la vida a base de palazos. Soy testimonio de la verdad y creo que estoy en un buen momento, a pesar del golpe que sufrí con la muerte de mi mujer.

Fuente: La Nación

2 comentarios:

  1. Cuánta mentira hay en esta entrevista!!!! Si se supiese la verdad!! Golpeado por la muerte de su mujer? Sólo yo se la verdad.

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  2. Algún día lo escribiré absolutamente todo!

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