''Miles Ahead'', el film que narra la vida de Miles Davis.

La película de Don Cheadle, que cerró el Bafici con entradas agotadas, vuelve a poner el foco sobre la vida de una de las mentes más brillantes del género y uno de los íconos musicales más influyentes.

Miles Ahead, la película de Don Cheadle, cuyo estreno cierra hoy esta nueva edición del Bafici, no sólo se refiere a uno de los hitos discográficos del trompetista Miles Davis, sino que es el intento de atrapar en una biopic poco convencional y con guiños a la estética del blaxploitation, las diferentes facetas de una figura totémica del jazz y un ícono cultural del siglo XX, a la altura de Picasso en la pintura y Jimi Hendrix en el rock.

A diferencia de trompetistas como Louis Armstrong y Dizzy Gillespie, la aparición de Miles Davis en el mundo del jazz fue seminal y acabó por empujar los límites del género, pasando por el bepop, el hard bop, el cool, el jazz modal y el jazz rock, influyendo a músicos de todos los géneros y creando nuevas modas y sonidos con agrupaciones basales de nonetos, quintetos, sextetos y bandas de jazz rock que lo mantuvieron activo hasta el comienzo de la década del noventa.

Miles iba siguiendo el movimiento de la música y de la sociedad en la que vivía, incluyendo en sus formaciones a músicos jóvenes que serían leyenda como John Coltrane y Bill Evans. El trompetista se proponía ir siempre adelante. "La primera responsabilidad de un artista es hacia sí mismo", decía sencillamente. Así lo hizo hasta el último período de su vida, cuando deteriorado físicamente y más concentrado en la pintura que en la música, murió producto de una neumonía el 28 de setiembre de 1991 en su casa de California.

La película Miles Ahead del actor, director y productor Don Cheadle, se centra principalmente en el glorioso período de la década del cincuenta cuando se establece con sus quintetos y sextetos como el nuevo rey del jazz. De esa temporada creativo, una de los tantos a lo largo de su historia musical, emerge la obra maestra Kind of Blue (1959), uno de los discos más vendidos del jazz, con la formación histórica de John Coltrane y Cannonball Adderley en saxos, Paul Chambers en contrabajo, Jimmy Cobb en batería y Bill Evans y Wynton Kelly en piano.

La biopic, también, retrata los años de matrimonio con Frances Taylor (la bailarina que aparecía en la tapa el álbum Someday My Prince Will Come), los vaivenes emocionales y su adicción a la heroína o "el hábito", como lo llamará en todas sus entrevistas; además del período de los setenta con un Miles Davis transformado en ícono cultural, con sus vestuarios extravagantes, sus ferraris, sus mujeres sensuales, sus problemas con la ley, su apoyo a los jóvenes que estaban en contra de la guerra de Vietnam, su adicción a la cocaína y su verborrágico discurso antirracial. "Amigo, tú sabes que los hombres blancos seguirán aferrados al poder y al dinero. El hombre blanco que se echa atrás fumando un cigarro no va a moverse. Quiere que todo sea igual. Eso es lo que hace diferente a nuestra música. Viene de personas que hacen que el hombre blanco se mueva". Ese discurso con variantes se repetirá constantemente. El trompetista que cambió varias veces la historia del género, no le tendría miedo a nadie en toda su vida, mucho menos "al hombre blanco".


El "Príncipe de la oscuridad", como lo habían bautizado por su genio irascible, su mirada penetrante, su voz ronca y susurrante, nació el 26 de mayo de 1926 en un hogar acomodado de St. Louis, hijo de un cirujano dental de buena reputación y una luchadora de los derechos civiles en una sociedad terriblemente rascista. Eso marcaría su personalidad independiente a las opiniones de los demás, su explosivo temperamento y su profunda conciencia racial. "En la escuela secundaria yo tocaba la trompeta y era el mejor de la clase de música. Yo lo sabía y los demás también lo sabían...pero todos los primeros premios de los concursos los ganaban mis compañeros de ojos azules. Me dio tanta rabia que decidí que con mi trompeta sería mejor que cualquier blanco. Si no me hubiera topado con ese prejuicio, problablemente no habría tenido tanto empuje en mi trabajo. He pensando mucho en eso. Creo que el prejuicio y la curiosidad son los responsables de lo que he logrado musicalmente".

El verdadero nacimiento artístico de Miles Davis fue en el lado b de un simple grabado el 26 de noviembre de 1945 invitado por el legendario Charlie Parker, del que se había hecho amigo desde que llegó a Nueva York para estudiar en la prestigiosa Juilliard Academy of Music. Miles era un trompetista prematuro, émulo de Dizzy Gillespie, errático e inexperto, según señalaba la crítica de la revista Downbeat, pero en el solo de "Now's the Time" se vislumbraría el genio que vendría con el tiempo. Esa grabación le estaba anunciando al mundo que había llegado un nuevo mesías al jazz, el profeta que anunciaría un nuevo tiempo y un nuevo testamento musical.

En ese solo, dice el biógrafo Ian Carr, aparece un estilo, una forma distinta de tocar la trompeta, una manera económica, un sincretismo de la tradición y los nuevos tiempos del jazz, en el que cada nota tiene su significado, su sentimiento y su peso emocional. Para Miles Davis el silencio era tan importante como la música. Ese vacío entre el silencio y la música es lo que Miles Davis buscará desentrañar a lo largo de su vida, dándole la nueva sonoridad que mistificaría a la trompeta. No hará otra cosa mejor. El resto casi que será un accesorio en su vida. "No soy más que un trompetista. No sé hacer más que una sola cosa; tocar mi trompeta", se definía en una famosa entrevista a la revista Playboy en 1962.

De Dizzy aprendería a encontrar su propio estilo en el instrumento, imponiendo primero la sordina Harmon y posteriormente en su período más radical los efectos eléctricos, como un elemento que imitarían otros músicos de jazz, rock y pop. De Charlie Parker aprendería a llevar los límites del jazz más allá y a establecer una particular relación íntima e intensa con sus músicos sin mediar palabra. "Es necesario que aparezca algo que desafíe su imaginación y la lleve mucho más alto de lo que cree que él puede tocar. Eso es lo que les digo a todos los músicos; que estén dispuestos a tocar lo que saben y a tocar por encima de lo que saben."


En las sesiones de estudio o en vivo, la comunicación con Miles y sus músicos era casi telepática y los llevaba a estar en un estado de alerta permanente. Intenso frente a su instrumento, imprevisible en su forma de tocar, intercambiaba pocas palabras con sus músicos. Con el público, directamente no hablaba, podía tocar de espaldas o irse del escenario cuando tocaban los otros. "Yo no soy un bailarín para quedarme al lado quitando la atención. Mejor me voy a un costado. Pero siempre estoy escuchando lo que hace cada músico."

A partir del éxito que le dio el disco Miles Ahead (1957), que no hubiera sido posible sin la participación del arreglador Gil Evans (su gran amigo blanco), Miles tuvo los excesos y comportamientos de una estrella de rock. Su hedonismo, su vestuario, sus gustos caros y excéntricos, sus adicciones y su gusto por el boxeo se entrecruzarían a lo largo de su vida con períodos de concentración y explosión creativa. Después de una temporada de oscuridad, de vacío creativo o enfermedad, renacía un nuevo Miles Davis. En 1991, el trompetista que había empezado a tocar profesionalmente a los 13 años, estaba agotado físicamente. Con todas sus formaciones había dejado un legado. Ya había logrado tocar el silencio."La música tiene que ver con el espíritu y el sentimiento. Lo que nosotros tocábamos juntos tenía que surgir de algún lugar en el aire, porque cuando lo tocábamos, todo aquello era mágico, era espiritual".


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